¿COMO DE EN SERIO TE TOMAS A TI MISMO/A?

06.02.2021

En nuestra cultura contemporánea occidental entendemos el yo psicológico como el de un individuo independiente y autónomo, como una entidad diferenciada que tiene sus deseos, sus objetivos, y su propio destino. Los psicoterapeutas trabajan para desarrollar un sentido del yo fuerte y resiliente mientras que la enseñanza del budismo es que la liberación se halla en la comprensión de que no existe tal 'yo'. A simple vista nos puede parecer que las dos teorías tienen vistas del 'yo' totalmente opuestas.

 La realidad es que la visión que han tenido las personas acerca de sí mismas ha sido distinta en otras épocas y es diferente hoy en día en otras sociedades.

 Según Mark Epstein lo que realmente puede ser el lema del psicoanálisis relacional y que encaja totalmente con la doctrina del 'no-yo'del budismo ha sido la frase de Winnicott: 'no existe bebe sin su madre'. La noción del 'yo' de un individuo se forma por su encuentro con el otro; se considera a los seres humanos como seres de naturaleza interpersonal; el 'yo' formado en un contexto relacional. Thich Nhat Hanh lo expresa diciendo que nosotros nunca somos, sino que "inter-somos", qué bonito ¿verdad? Y Elias habla de relacionalidad; las relaciones humanas no son una potencialidad, son el acto mismo del ser humano. No existe una esencia del yo al margen de sus relaciones concretas (que cambian a lo largo del tiempo). O sea que sólo soy en la relación, relaciones que van cambiando y si no existiera el otro no tendríamos consciencia de existencia (claro que tampoco habría existencia).

De manera que ya de entrada esta idea inicial de entidad independiente parece rebatida.

¿Te has preguntado alguna vez como notas el 'yo'? Oigo a menudo expresiones como 'soy una persona muy perfeccionista', 'ya me conoces, soy un buenazo', personas que llegan muchas veces tarde a mi consulta o a mis cursos y manifiestan ser sumamente responsables y cumplidoras. No voy a negar que siempre me entran ganas de desmontar tales aseveraciones a pesar de que lleva a interminables discusiones, vaya el otro que sí y yo que no. Por ejemplo, y es un ejemplo que ahora mismo acabo de inventarme y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia: ¿siempre eres un buenazo? Claro ya me conoces. Y aquella vez que tuve un accidente y ni me llamaste por teléfono. Bueno, pero entonces era joven y tenía otras cosas en la cabeza...Así que no siempre eres un buenazo. Sí, soy un buenazo, ya lo sabes y deberías conocerme. No, no me parece que siempre si.... etc etc etc

Claro, la gente tiene (tenemos) una idea (falsa) de sí misma. Vamos a indagarlo juntas. Un día nos parece que la vida es maravillosa y otro pensamos que es monótona y gris, un día todo nos parece un reto y otro todo lo vemos como una limitación. Nuestros estados de ánimo cambian continuamente; nuestras ideas y creencias han cambiado a lo largo de los años, eso por no hablar de nuestro cuerpo, o nuestros gustos. Tampoco somos la misma persona en casa que en el trabajo, con fulanito que con menganito, interactuando con la panadera o con el apuesto vendedor de la tienda de móviles...a veces todo ello en el mismo día. ¿Cuántas veces no nos cuesta reconocernos en nuestras acciones pasadas? 

Falkenström sostiene que la práctica budista nos puede ayudar a clarificar la naturaleza del 'yo' que experimentamos, sobre todo mostrándonos la naturaleza efímera de la realidad interna y el sufrimiento que nos provocamos con el apego a imágenes o conceptos del 'yo'. Esta práctica nos proporciona una manera de entrenar la mente, de soltar, de dejar ir el aferramiento a estos conceptos; a hacer la experiencia más fluida y el concepto de nosotros mismos más flexible y complejo, para ser capaces de adaptarnos mejor a una realidad siempre compleja y cambiante.

La meditación se practica de manera formal en soledad y tal vez haya personas que busquen este tipo de prácticas con la esperanza de poder huir del sufrimiento y las decepciones de las relaciones interpersonales. Hay que dejar claro que ésta no es la manera en que la meditación debe ser usada. Se hace en aislamiento con el objetivo de entrenar la atención, la concentración y la escucha interior para poderlo aplicar en todas las situaciones de la vida, especialmente en las relaciones con los otros, para podernos implicar mejor con ellos.

La enseñanza del "no yo" no significa que no haya necesidad de trabajar el yo psicológico, la personalidad o la naturaleza de nuestras relaciones como etapas fundamentales en el desarrollo. El despertar espiritual no te libera de los defectos sino que, como dirían los maestros zen, los hace visibles. El yo está vacío de una existencia independiente, esencia y materia imperecedera, pero el yo psicológico no desaparece con el concepto de 'no-yo'. 

Y me viene a la cabeza el filósofo griego Heráclito y su teoría del movimiento perpetuo que todo estaba sometido a un fluir constante y que el cambio constituía la naturaleza esencial de las cosas "todo fluye, nada permanece" ¡También el yo!

Vivir atrapados a una idea del yo falsa (ensalzada o disminuida) nos limita y nos condena. La idea del 'no-yo' no implica ausencia de yo, implica posibilidad y potencialidad.

Y como nos recuerda Stephen Mitchell "La apertura a una gama de estados del ser distintos conduce a mayor imprevisibilidad y pasión en la vida".

Así que ahora te pregunto a ti: ¿cómo de en serio te tomas a ti misma? 


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